El Palio de Siena

El Palio de Siena (Palio di Siena) es una carrera de caballos que enfrenta a las contradas o distritos de la ciudad de Siena, Italia. De origen medieval, la competición se desarrolla dos veces al año: el 2 de julio se corre el Palio di Provenzano (en honor a la Virgen de Provenzano) y el 16 de agosto el Palio dell’Assunta (en honor de la Asunción de la Virgen).

En ocasiones excepcionales, como fue la llegada del hombre a la luna, o aniversarios entendidos como relevantes y pertinentes, como el centenario de la Unificación de Italia, la comunidad de Siena puede decidir efectuar un Palio extraordinario, a celebrar entre mayo y septiembre.

La carrera tiene lugar en la céntrica Piazza del Campo de Siena.

La Real Academia Española da dos definiciones para el término: ‘palio’, que tienen relación con la carrera:

Palio: 6. m. Paño de seda o tela preciosa, que se ofrecía como premio al vencedor en determinados juegos de carrera. Correr el palio. 1. loc. verb. Participar en los juegos de carrera en cuya meta se ponía como premio un palio de seda.

La historia del Palio

Según algunas fuentes, fue en recuerdo de la batalla de Montaperti, que ponía fin al peligro florentino, que los sieneses decidieron iniciar el Palio,​ considerada hoy una de las fiestas históricas más importantes de Italia.​

La historia del Palio de Siena es más articulada y compleja, ya que hunde sus propias raíces en una época aún más remota. En las ciudades italianas de los siglos XII y XIII era usual organizar carreras de caballos, fuera como espectáculo público, fuera como competición entre las diversas caballerizas de sus ciudadanos. A este origen se conjugan idealmente las diversas evocaciones históricas que todavía se desarrollan en Italia. Pero este tipo de Palio no es el progenitor directo de la competición sienesa actual.

Paralelamente a los palios de los nobles, los ciudadanos de Siena comenzaron a organizar, más o menos espontáneamente, diferentes tipos de competiciones. Se recuerdan, a partir del Siglo XV, Palios regionales, carreras de búfalos, corridas de toros, una especie de boxeo, Juego de la Elmora, Juegos de San Giorgio, carreras de burros, juegos de pelota, etc. Muchas de estas competiciones eran precedidas por cortejos, representaciones alegóricas o carros triunfales con temas mitológicos griegos.

Noticias de palios han atravesado todo el Siglo XV y XVI, pero en algunos casos es difícil entender si las crónicas se referían a palios de nobles (Palio alla lunga) o a palios alla tonda.

La organización de base regional de la fiesta y de las comunidades tiene su origen, probablemente, en el tipo de organización territorial de las compañías militares que caracterizaba el ejército sienés medieval. Cuando no había guerra, esta organización se volcaba en la competición en los juegos ya citados.

Sobre esta organización interclasista han sido hechas también interpretaciones de tipo antropológico, relativas al carácter territorial de la organización social sienesa, opuesto a aquel clasista más difundido, por ejemplo, en los países anglosajones.

La carrera del Palio toma su nombre, y no sólo en Siena, del premio: el Palio, del latín pallium (mantel de lana), era un tipo de tela muy apreciado, que se usaba en distintos ámbitos. En Siena, en general, era destinado a la iglesia de la contrada ganadora. Podía ser utilizado como adorno para la misma iglesia, o para otros usos análogos. Un pallium quincuacentenario parece haber decorado hasta no hace muchos años el altar de la iglesia de San Giuseppe, de la contrada Capitana dell’Onda.

Esto se debía a que las contradas se apoyaban para su unión en las parroquias o en las compañías laicas que sostenían y soportaban las órdenes religiosas. Es comprensible cómo, en caso de victoria, el premio era regalado a la iglesia regional, fuera por reconocimiento, fuera por devoción.

Otra posibilidad era la restitución del premio a la comunidad cívica en cambio de su valor en dinero. En este caso el importe podía ser usado, por ejemplo, para hacer de dote para las jóvenes con menos recursos de la contrada o para otros asuntos de utilidad común.

Desde el siglo XVIII se afirma la idea del Palio-dipinto (el más antiguo es el conservado en el museo de la contrada del Aquila, ganado el 2 de julio de 1719) y sólo después de la Segunda guerra mundial para pintarlo no son sólo llamados los artesanos de Siena sino pintores de fama nacional e internacional.

Entre los variados espectáculos y competiciones, en el Siglo XVI, se va lentamente afirmando el Palio alla tonda, ese que conocemos hoy día. Esto se acentúa después de 1555, año en que se termina la guerra de Siena y la ciudad, destruida, se cierra en sí misma ahogando el peso de la pérdida de la libertad en los juegos y en las celebraciones en su interior.

El elemento desencadenante del Palio moderno se encuentra probablemente en un episodio ocurrido durante la ocupación florentina y española de la ciudad. Hacia el fin del siglo XVI una famosa Piedad conservada en un tabernáculo en la región donde había habitado Provenzano Salvani, que se decía haber sido puesta en su lugar por Santa Catalina tres siglos antes, fue ultrajada por un soldado español. Quizás debido al alcohol, disparó a la estatua, muriendo a causa de la explosión de su propio arcabuz. Era el 2 de julio y, para conmemorar el milagro hecho por la Virgen protectora de Siena en contra los ocupantes, los ciudadanos comenzaron año tras año a celebrar con siempre mayor pompa el aniversario. Entre las varias celebraciones, fue natural incluir una carrera del Palio. En el 1611 fue también construida la Basilica di Provenzano que custodia aún hoy aquello que queda de la imagen sacra ultrajada, la Madonna di Provenzano.

Esta carrera difería de las otras organizadas espontáneamente en otras ocasiones:

  • Participaban las contradas (por ende el pueblo) y no los nobles;
  • Se corría en Piazza del Campo alla tonda y no por las calles de la ciudad alla lunga (organizado por la nobleza) o en una región específica.

Debemos presuponer que experimentos de este tipo de carrera fueron hechos anteriormente, pero es sólo al inicio del siglo XVII que el Palio moderno se afirma en el gusto lúdico de los sieneses.

Desde el 1656 la Comuna de Siena (Balia por entonces) se hace cargo de la organización del Palio, consolidando esta fiesta. Los costos del Palio estarán a cargo de la aristocracia hasta el 1836.

Los testimonios de la comunidad sienesa relativas a la realización del Palio existen desde el 1659 y es entonces desde este año que se cuentan las victorias “oficiales” de las contradas por parte de la Comuna. Los registros de las victorias anteriores a este año son considerados atendibles sólo si se apoyan en documentos conservados por el barrio o por investigaciones históricas profundas.

En el 1701 se comienza a correr, de manera intermitente porque todavía es espontánea, el Palio dell’Assunta. La fecha del 16 de agosto parece en este caso ‘anómala’ en cuanto sucesiva al día de fiesta de la Asunción de la Virgen. Se elige este día ya que los otros días canónicos de las fiestas de agosto, el 14 y el 15, en Siena estaban ocupados, respectivamente, por el Corteo dei Ceri e dei Censi y por la fiesta de la Asunción, que culminaba en el Palio alla lunga. Este último irá perdiendo poco a poco su importancia hasta ser abolido al inicio del Siglo XIX, en acompañamiento con la propagación de las ideas de la Revolución francesa y la consecuente pérdida de la centralidad de la clase nobiliaria.

Este nuevo Palio de agosto era al comienzo, una prolongación de los festejos del barrio ganador del Palio de julio, que lo organizaba a expensas propias cuando era económicamente posible, de aquí la intermitencia. Desde el 1802 sigue la misma suerte de aquel de julio, comenzando a ser organizado por la ya constituida comuna de Siena moderna.

En 1729, la gobernadora de Siena Violante di Baviera estableció los confines de las contradas. A causa de incidentes ocurridos en los años precedentes, decreta que no puedan participar más de 10 contradas por vez.

Con pocas correcciones y remodelaciones, estas son aún hoy e ininterrumpidamente​ las fechas en cuales se corre el Palio desde hace cientos de años.

Es el ayuntamiento de Siena el que organiza el Palio, el que administra el aspecto económico y la justicia paliesca (eventualmente sanciona a jinetes o contradas que violen el reglamento paliesco): el Palio se autofinancia por la comunidad sienesa y no prevé (ni aceptaría) algún tipo de esponsorización,​ como se puede ver en las imágenes de la carrera, en las cuales no aparecen nunca carteles ni escritos publicitarios.

Contrariamente a aquello que parece ser la idea más difundida fuera de Siena, el mecanismo del Palio, guiado por un Reglamento oficial, es remodelado continuamente.
De esta forma, el Palio se actualiza y se adapta a la realidad circundante. No se explicaría de otra forma su longevidad y la participación popular que los sieneses todavía hoy infunden en la Fiesta.

Contradas

Actualmente, las diecisiete contradas de Siena son:

  • Aquila (Águila)
  • Bruco (Oruga)
  • Chiocciola (Caracol)
  • Civetta (Lechuza)
  • Drago (Dragón)
  • Giraffa (Jirafa)
  • Istrice (Puercoespín)
  • Leocorno (Unicornio)
  • Lupa (Loba)
  • Nicchio (Concha)
  • Oca (Oca)
  • Onda (Ola)
  • Pantera (Pantera)
  • Selva (Selva)
  • Tartuca (Tortuga)
  • Torre (Torre)
  • Valdimontone (Valle del carnero)

La actual división de barrios fue establecida en 1729, cuando Violante de Baviera definió los límites de cada uno de ellos, suprimiendo las contradas del Gallo (gallo), Leone (león), Orso (oso), Quercia (roble), Spadaforte (espada-fuerte) y Vipera (víbora). Durante el cortejo histórico previo a la carrera, seis jinetes representan estas seis contradas desparecidas.

El Palio

La carrera, una de las más antiguas del mundo, se desarrolla en la plaza central de Siena, Piazza del Campo

En cada Palio participan sólo diez contradas entre los diecisiete totales, elegidas a suerte y según un turno que va de julio en julio y de agosto en agosto. El mecanismo es el siguiente:

  • Corren por derecho las siete contradas que no han corrido el Palio correspondiente del año anterior;
  • Un mes antes del Palio (el domingo último de mayo para el Palio de julio y el primero después del Palio de julio para el Palio de agosto) son elegidos a suerte tres contradas que van a completar la serie de diez;
  • Los otros siete son elegidos para establecer el orden de fila en el Cortejo histórico y participarán por derecho en el Palio correspondiente al año siguiente (manteniendo este orden de elección).

El Palio es ganado por el caballo, con o sin jinete, después que haya cumplido primero las tres vueltas a la plaza en el sentido horario (la tradición dice siempre y cuando este lleve en la frente la spennacchiera, o sea la escarapela con los colores del barrio para el cual está corriendo; en realidad esta tiene sólo un valor decorativo y de ayuda visual, ver el art. 70 del Reglamento del Palio). La largada o mossa, se encuentra a la altura del pasaje de la Costarella dei Barbieri. La línea de llegada, señalada por un banderín, está en la misma zona, sin coincidir exactamente con la línea de salida. El premio para el barrio es el palio, o drappellone o cencio, estandarte rectangular de seda pintado y sostenido verticalmente sobre un asta blanca y negra y montado en un plato de plata con dos penachos blancos y negros que descienden lateralmente. El palio queda de propiedad del barrio, así como el asta y los penachos, el plato es devuelto a la Comuna de Siena antes de los dos Palios del siguiente año, después de haber inscrito el nombre del barrio y la fecha de la victoria en la parte posterior. Existe un plato de plata para el palio de julio y otro para el palio de agosto. Los platos se renuevan cada diez años.

En la tarde anterior a la carrera, desde la Catedral hasta la plaza se desarrolla el paseo histórico durante el cual desfilan los mazzieri, los figuranti y los caballeros representantes del ayuntamiento y las instituciones históricas ciudadanas como las comparsas de las contradas los cuales pomposos ponen las monturas (vestidos) con los colores del propio barrio, la Patria de los sieneses.

Después del cortejo histórico (a las 19:30 en julio, a las 19:00 en agosto), los jinetes se acercan a la mossa saliendo desde el Entrone, el ingreso de la corte del Palacio comunal, y van hacia la zona de la partida. A este punto, el Mossiere, juez único de la validez de la partida y situado en un palco llamado verrocchio, recibe una hoja que contiene el orden de alineamiento en los canapi, dos cuerdas largas que limitan la zona de partida. Para acceder a la zona limitada por los canapi, la cuerda posterior es más corta y está sujeta por un mecanismo llamado verrocchino; de esta manera se deja un espacio a través del cual los caballos hasta el noveno pueden entrar y aquel sorteado como la rincorsa puede determinar el momento de partida (ver debajo). El orden es secreto hasta el último momento y viene determinado con un mecanismo automático: el orden de la mossa es conocido solo pocos minutos antes de estas operaciones por tres Diputados de la Fiesta, los fiduciarios de la Comuna nominados de Palio en Palio, garantes y responsables del correcto desarrollo de la fiesta.

La carrera, a ese momento, podrá iniciarse cuando los primeros nueve caballos estén alineados frente al canape: sólo en ese momento la rincorsa (el jinete que cabalga el último caballo sorteado) podrá entrar entre los canapi al galope y dar lugar a la carrera. La capacidad del mossiere está en el lograr percibir esta intención y desenganchar con un pedal el canape anterior con el tiempo justo.
Es común que estrategias, cruces, tentativas de lograr acuerdos hacen a las fases de la mossa absolutamente incomprensibles a los profanos del Palio. Raramente la partida viene en pocos minutos.

Estas complicadas operaciones de partida usualmente resultan muy largas y se pueden atrasar aún hasta la caída de la tarde, aumentando así la dificultad de una carrera que se corre a pelo, es decir, sin la ayuda de montura alguna.

Al final el jinete ganador recibirá honores y gloria, no se llevará más que la riqueza de la victoria, mientras el barrio para el cual corrió podrá erguirse sobre los otros gracias a la victoria obtenida, al menos hasta el siguiente Palio.

Honores y gloria irán también al caballo vencedor, en especial modo en el caso de una victoria de caballo scosso, es decir sin jinete. en cada caso, el caballo será el huésped de honor en la cena de la victoria que se desarrolla en las últimas semanas de septiembre en las calles y en las plazas de la región ganadora de julio, la primera semana de octubre para la región vencedora del Palio de agosto.

Protestas de las asociaciones protectoras de animales

En los últimos años se han levantado protestas por parte de las asociaciones protectoras de animales y algunos médicos veterinarios, debido a los malos tratos que sufren los caballos y los accidentes durante la carrera que provocan fuertes caídas y en algunos casos causan la muerte del animal. Esas protestas se repiten después de cada accidente. La última vez en ocasión del accidente ocurrido en 2004 al caballo de la contrada del Bruco, Amoroso, que chocó contra la columna de la curva de San Martín por una brusca maniobra hecha por el jinete.

Los cálculos porcentuales de accidentes causados por el Palio varían mucho según quién los haga. Ambos datos tienen en cuenta las ediciones corridas desde el 2 de julio de 1970 hasta el 2004. Los protectores de animales, con un método cuestionado por los que apoyan el Palio, dan una frecuencia de accidentes de 64,86%. En cambio, los cálculos efectuados por los partidarios del Palio, contestando a los protectores de animales, dan un porcentaje del 2,05%.

Los datos utilizados por el primer grupo dicen que desde 1970 hasta 2005, han muerto 47 caballos, considerando tanto a los heridos durante la competición y rematados ante las cámaras de televisión, como los muertos tras intervenciones quirúrgicas. Los datos utilizados por los partidarios del Palio consideran solamente los caballos muertos en la Plaza del Campo.

Para aplacar las protestas, a partir de 2000 el Municipio ha adoptado nuevas medidas para garantizar la buena salud de los caballos como el uso de altas protecciones en PVC sustituyendo los viejos colchones colocados sobre la curva de San Martín. Desde el año 2005 se estudian barandillas también en la curva del Casato, pero por ahora no se ha llegado a un acuerdo satisfactorio con los gestores de los palcos (concesiones del Municipio), que deberían desplazar la posición de los espectadores medio metro sobre las tribunas y por lo tanto disminuir los puestos disponibles. En el área de la plaza se han introducido dos áreas de socorro reservadas a la Misericordia y a la Cruz Roja dentro de las esquinas de las dos curvas más peligrosas, la curva de San Martín y la curva del Casato, donde en el pasado tal vez los espectadores, acercándose para ver mejor la carrera, habían provocado la caída de caballo y jinete, que en aquellos puntos han siempre buscado acortar estas trayectorias, tal vez demasiado peligrosas. Por otro lado, el fondo de la pista ha sido cambiado con una mezcla de piedras, monitorizado para verificar la humedad y compactación. Han sido introducidos también donaciones de sangre para campeón de los caballos, otra regla más restrictiva sobre su selección (en particular en lo relativo a los Pura sangre); los protectores de animales acusan que tales actividades sanitarias son todavía funciones de la Comuna y no de la relativa ASL (Azienda Sanitaria Locale/Hacienda Sanitaria Local) de competencia.

En este clima, en el 2001 la LAV ha pedido a la secretaría del Palio di Siena (Comuna) abundancia de los aprovisionamientos relativos a los caballos retirados y de otros actos relativos al Palio, pero la Comuna se ha negado de proveerla.

El trazado y los caballos utilizados, a parecer de las organizaciones protectoras de animales, configurarían el crimen de maltrato de animales. En este sentido han sido presentadas varias denuncias a la Autoridad Judicial; siempre a parecer unas organizaciones protectoras de animales, la carrera sería privada de las autorizaciones necesarias, de hecho no alcanzaría que el Alcalde de Siena no pida nunca el permiso de organizar la competencia; también porque parecería no sentirse necesario de hacerlo, siendo el Palio, no una simple carrera, sino una secular tradición histórica popular que tiene sus raíces en la antigua República de Siena. Es, de cualquier modo, disciplinada y protegida por normativas propias (de otra forma parece que la Comuna de Siena recientemente se está moviendo para hacerlo entrar a todos los efectos en el patrimonio histórico inmaterial de la Unesco). Desde el punto de vista jurídico, es seguramente inverosímil la posibilidad de detener la carrera con la Fuerza Pública, visto la convulsión popular y visto la relación recíproca de colaboración y participación de la Fuerza Pública con las instituciones ciudadanas (comunal y barriales), para garantizar el mantenimiento del orden público y el regular desarrollo de la fiesta. Así las Organizaciones Protectoras de Animales en los últimos años están tratando de convencer a la población de ver la carrera con el punto de vista que dichas organizaciones sostienen, esa del caballo.

Tentativa vana del todo, debido a que todo el pueblo sienés, intensamente ligado a la propia tradición histórica del Palio se ha siempre mantenido compacto en el enfrentar y combatir contra cualquier ataque externo a la fiesta. Los sieneses declaran gran amor por los caballos, que consideran los protagonistas absolutos del Palio, y es su opinión que los ataques contra la fiesta sean completamente injustificadas y dictados usualmente por el escaso conocimiento de la realidad de Siena de parte de quienes los conducen. De hecho, siempre según los sieneses, Siena sería una entre las primeras ciudades de Italia en preocuparse de la tutela y del respeto del caballo: utilizando cualquier acogimiento y precaución posible para reducir a cero los incidentes durante la carrera; disponiendo de pensiones para los caballos, donde los animales eventualmente desafortunados pueden rehabilitarse inmersos en la naturaleza, en praderas verdes y donde los caballos muy viejos (que en otros lugares serían sacrificados) pueden transcurrir sus últimos años de vida en absoluta tranquilidad.

Queda agregar que en Siena eventuales infortunios a los caballos son curados desde hace 15 años con métodos absolutamente a la vanguardia – que encuentran sólo hoy aplicaciones en pocos hipódromos donde los accidentes están a la orden del día. Se puede razonablemente sospechar que un accidente en el Palio constituya un excelente caja de resonancia para los periodistas y personajes en busca de fama; una fama que no encontrarían hablando de las carreras hípicas normales.